Mantenla siempre limpia y seca
Después de una cesárea, es vital mantener la cicatriz limpia y seca para prevenir infecciones.
Limpia suavemente la zona con agua tibia y un jabón suave, preferiblemente sin fragancias ni productos irritantes. Evita frotar la cicatriz; en su lugar, sécala dando toques ligeros con una toalla limpia y suave. Evita esponjas abrasivas y productos químicos.
Observa la cicatriz para detectar cambios
Realiza chequeos regulares de tu cicatriz para detectar cualquier cambio. Si notas algún signo de infección, como pus, hinchazón excesiva o aumento del dolor, contacta a tu ginecólogo, matrona o fisioterapeuta especializado de confianza. Las infecciones pueden dificultar y prolongar la recuperación, por lo que es crucial abordar cualquier problema a tiempo.
Utiliza apósitos específicos
Cubrir la cesárea la protegerá de posibles agresiones que intervengan en su proceso cicatrizal.
Siempre recomiendo dos marcas que han dado muy buen resultado a mis pacientes:
Ambos apósitos tienen una película entre la tirita y la piel que mantiene la cicatriz en las condiciones óptimas para su proceso de recuperación. Mantiene el nivel de hidratación necesario para la piel y alivia la incomodidad, picor y opresión.
Son muy resistentes, pueden mojarse, evitan el roce directo con la cesárea y la protegen del sol.
Protege la cicatriz de la exposición solar
La exposición solar directa puede afectar negativamente la apariencia de la cicatriz, oscureciéndola e inflamándola, y retrasar su proceso de curación.
Mantén la cicatriz protegida del sol, si no llevas apósito, utiliza protección solar y cúbrela.
Promueve la cicatrización con una dieta saludable
Una dieta equilibrada y rica en nutrientes puede contribuir a la cicatrización. Mantente bien hidratada para favorecer la regeneración celular. Asegúrate de obtener suficientes vitaminas y minerales esenciales, como la vitamina C y el zinc.
Fisioterapia especializada
Desde la fisioterapia valoramos la cicatriz, liberamos los tejidos, aliviamos la tensión muscular y fascial que interviene en la cicatrización, reeducamos la postura y la respiración y aprendemos a gestionar los esfuerzos promoviendo así la cicatrización correcta de los tejidos.
Todas estas técnicas evitan consecuencias adversas como adherencias, dolores referidos (lumbar, costal, dorsal, abdominal,…), trastornos de la sensibilidad o disfunciones digestivas.
Cuidar la cicatriz de la cesárea es una parte esencial del proceso de recuperación posparto. Con atención, seguimiento profesional y paciencia, puedes contribuir significativamente a la cicatrización de este área.
Recuerda que cada mujer y proceso de cicatrización es diferente, así que no dudes en comunicarte con tu fisioterapeuta para obtener orientación personalizada sobre el cuidado de tu cicatriz.
¡Cuándo menos lo esperes será solo una línea que siempre te recordará el día que tu bebé llegó al mundo!